El vino también es para el verano

No solo las bicicletas son para el verano, como rezaba la célebre obra de Fernando Fernán Gómez, convertida después en película. También el vino, que se puede consumir en estas calurosas fechas a algunos grados menos de la temperatura recomendada, pudiendo servir algunos incluso a 5?. ¡Vamos, bien frío! Disfrutamos así de una bebida que nos refresca con  todos los aromas y sensaciones que sólo el vino puede aportar.  

Hay varios tipos de vino que podemos beber en verano y para potenciar su disfrute al máximo es importante prestar especial atención a la temperatura en que se sirva. Te recomendamos que sean vinos ligeros, los más acertados suelen ser los vinos blancos, que proporcionan sensación de frescor, los rosados por su versatilidad y los espumosos, los más refrescantes gracias a su sensación chispeante, aunque los vinos tintos también son bienvenidos, especialmente los tintos jóvenes. 

El secreto está en la acidez y en el menor contenido alcohólico

 La acidez de algunos vinos aporta una sensación extra de frescor. Ls vinos blancos, rosados y espumosos, nos ayudan a refrescarnos gracias a su acidez, presente para dotar de tensión a los vinos y disfrutarlos aún más. Una apuesta segura es elegir aquellos vinos elaborados con uvas de zonas más frías. 

Si escoges un vino con menos alcohol también evitarás favorecer la deshidratación, así que, para llenar tu copa en verano, mejor los vinos con graduación alcohólica más reducida. 

¿Blancos, tintos o espumosos?

Si realmente quieres refrescarte la mejor opción es llenar tu copa de un vino espumoso: las burbujas son las encargadas de dar un toque de frescura adicional a la acidez y, son los que se deben servir más fríos, entre 6 y 8 grados. ¡Ideal para acompañar cualquier aperitivo! 

Los vinos blancos, igual que los rosados, se disfrutan todo el año, pero en verano se disfrutan mucho más. La temperatura ideal está entre los 7 y 12?, dependiendo de si tiene barrica o no. No dudes en bajarles la temperatura si el calor aprieta. Al servirlos fríos resaltamos la acidez y moderamos la sensación de calor que pueda provocar el alcohol. 

Si te decantas por un vino tinto, mejor escoger entre los más ligeros y afrutados y algo más ácidos. Para evitar esa primera sensación alcohólica será conveniente enfriarlo un poco más de lo habitual para servirlo aún más frío. 

Este verano, saborea del vino como a ti te gusta. A las temperaturas recomendadas o algo más fríos. Lo importante es que los disfrutes.