Viva la ‘cumprativa!

Las cooperativas de vino

Es evidente también que muchos de los grandes cambios se han llevado a cabo a lo largo de los últimos diez o quince años con la asunción de nuevas responsabilidades por parte de nuevas generaciones, pero no podemos dejar de lado ni olvidar que esta mutación que han experimentado estos entes cooperativos no habría estado posible sin la generosidad y la visión de futuro de tantas y tantas familias que han dado un buen empujón a esta transformación socioeconómica.

Si lo analizamos un poco en detalle, podemos afirmar sin ningún tipo de duda que las cooperativas –aquellas cumpratives que crearon nuestros antepasados- han vivido una absoluta revolución que algún día habrá que estudiar con todo detalle. Su tarea, el trabajo y el convencimiento de tantas mujeres y tantos hombres ha sido determinante para contribuir a esta preservación de nuestros campos, de nuestros paisajes y de una agricultura que, de no existir, habría hecho impensable esta mutación que ha servido también para dar todavía en más relevancia a la transmisión de unos valores que se han revitalizado durante los últimos años.

El rol de la mujer en la cooperativa

Una realidad histórica que merece también algún estudio concreto de determinadas actuaciones como por ejemplo el papel de la mujer. Muchos de los tesoros que hoy en día encontramos en nuestras cooperativas son realidad gracias a la terquedad y al trabajo gigante de la mujer en nuestros pueblos. Porque en momentos en que la nueva realidad económica -en que la industria reclamaba- a un gran desplazamiento de mano de obra hacia grandes núcleos de población, alguien se dedicaba a mimar día a día muchas de aquellas viñas viejas que hoy producen unos racimos y unos vinos memorables.

Pero esta dinámica de modernidad –sin perder las raíces- no solo se hace patente en cuestiones tan destacadas como al comprobar cómo nuestra agricultura ha recuperado sistemas y maneras de tratar la viña como hacían muchos de nuestros abuelos y abuelas, sino que también ha impregnado la manera de mostrarla al exterior y de la manera de explicarlo. Y seguramente que si tuviéramos que escoger una palabra para definirlo, podríamos elegir la palabra orgullo. Estáis de acuerdo? Orgullo para mantener vivo un legado vitivinícola que fortalece y preserva nuestro territorio, pero que ha traspasado fronteras y ha revitalizado una manera de ser, una manera de hacer dónde las diferentes generaciones campesinas se han fusionado en el entorno de un proyecto común.

A veces no ha sido un proceso fácil ni sencillo. porque la complejidad y la penetración de nuevos modelos de gestión empresarial con unas nuevas tecnologías -impensables pocos años atrás- ha supuesto transformaciones espectaculares. Por todo esto hay que otorgar a este proceso el mérito que se merece, posiblemente complicado de explicar solo con palabras.